Zineak ez du zerikusia pinturarekin ez obra grafikoarekin, definizioz denbora gelditzen baitute horiek. Zinea, ordea, kontrakoa da: denbora korrika jarrita zure aurrean.
Zeharo kontrakoa da, hain zuzen ere, Polaroid-aren abentura, esplorazioa. Ala ez. Irudi geldia lantzea da mugi dadin, mugimendua ematen saiatzeko. Edo mugimendua kentzeko. Edo eransteko. Kontraesan hutsa.
Film batek irautea funtsezkoa da. Garrantzitsua da hortaz jabetzea. Iraupen bat dago. Ikusleak badaki. Musika entzuleak bezala. Zuk gauza jakin bat antzeman behar duzu denbora jakin batean. Literaturak berak erritmo jakin bat du. Baina zuk ez duzu irakurtzen idatzia izan den erritmoan. Pintura batekin... zuk ikusi! Meninak ikusten bostehun ordu eman ditzakezu.
Joel Peter Witkin fotografió la belleza horrible de los cadáveres. Lo extraño, lo invisible, lo oculto. Morbosa, su obra, cuajada de máscaras, ha sido calificada de fábula demoníaca y en su visión de Las Meninas rondan monstruos y fantasmagorías. Uno de sus catálogos, encuadernado en tela negra, preside hoy la mesa, junto al tabaco y la chispa de la vida.
B.T: Escuchad esto que dice Witkin: " Pienso que lo que hace que una imagen fotográfica sea poderosa es que, a diferencia de otros medios, como el vídeo y el cine, aquí se trata de la quietud. Creo que alguien se hace fotógrafo porque quiere absorberlo todo, obligarlo a que se convierta en una imagen fija. Cuando realmente quieres decirle algo a alguien, le agarras, le abrazas. Eso es lo que ocurre con la imagen fija"
Polaroids para el libreto de un disco de R. Solfa. 1978.
R. Solfaren disko baterako polaroidak. 1978.
I.Z: Cierto. El cine no tiene nada que ver con la pintura ni con la obra gráfica, que es, por definición, una detención del tiempo. Es justo, plas, un fragmento de un momento dado. El cine es lo contrario, el tiempo corriendo delante tuyo. Ahora me encuentro en una encrucijada bestial porque mi trabajo con las polaroids (que en el fondo no me gustaría llamarlas polaroid porque el resultado va a ser otra cosa completamente distinta), se trata por un lado de eso, de cómo compaginarlo con el cine, que es justo lo contrario de una imagen quieta. Entonces, tengo un problema del que no puedo hablar. Se verá en la exposición.
Es como una aberración porque, de alguna forma están relacionadas con los cortos de Frank Stein y Masaje (1972, 35mm), donde la imagen se congela para que te pegue un trallazo y te plantees qué es eso que corre y se para. Y por otro, con algo que no tiene nada que ver con dibujar.
Ivan Zulueta, 1970.
Ivan Zulueta, 1970.
Pero el atractivo de todo eso ha sido, fue, la respuesta instantánea. En un tiempo, las polaroids te daban esa posibilidad, tenías inmediatamente la imagen que intentabas construir. Más o menos y en color. Sin contar con los laboratorios y el revelado. Todo se plasmaba en el acto. Mi economía era boyante. Me arruiné con ellas sabiendo que estaba haciendo una exploración cuyo resultado se va a ver realmente a partir de ahora.
V.L.M: Todo relacionadísimo con la imagen en movimiento, la imagen quieta…
I.Z: Claro. Y esto podría llevarnos hasta Eadweard Muybridge, el fotógrafo del movimiento. A Muybridge y a muchos más, porque la aventura de estas historias es justo lo contrario. O no. Es estar tratando la imagen quieta intentando que se mueva, darle un movimiento. O quitárselo. O añadirlo. Pura contradicción.